CURAR CALAMBRES
Los calambres musculares son contracciones que no podemos
moderar con nuestra voluntad porque producen dolor, y se dan por
múltiples causas, entre ellas, por excesivo trabajo de un músculo que
produce agotamiento, por calor, por afecciones nerviosas o, por causas
menos atendidas tales como los calambres por carencias nutricionales.
Si fuese por déficit de nutrientes se originan porque existe un desequilibrio electrolítico que puede deberse su pérdida excesiva, por ejemplo en la sudoración, o porque faltan determinadas vitaminas que fortalecen y mantienen la estructura muscular en condiciones.
Los principales minerales involucrados en el desarrollo de un calambre son el sodio, el magnesio, el calcio y el potasio.
En cuanto a éste último, cuando existe una hipopotasemia o hipokalemia,
se produce una contracción involuntaria de los músculos y aquí se
presentan los dolorosos calambres.
El motivo principal por el que la deficiencia de potasio causa un
calambre es las alteraciones en los potenciales eléctricos de membrana
que no logran establecer un equilibrio adecuado para determinar el
reposo o la acción.
El calcio interviene en la transmisión del impulso nervioso que posteriormente produce la contracción muscular, por ello, un déficit de éste mineral puede causar la ausencia de relajación del músculo y producir un calambre.
De manera similar sucede con el magnesio, el cual debe mantenerse en
correcto equilibrio con el calcio, el sodio y el potasio para que el
sistema neuromuscular funcione adecuadamente y se relaje cuando sea
necesario para evitar los tan temidos calambres.
El sodio también participa grandemente en la determinación de los
potenciales de membrana, por lo tanto una hiponatremia causada por
pérdidas excesivas de sodio por sudor puede originar dolores músculares e incluso, llegar a un calambre.
Respecto a las vitaminas, éstas contribuyen a prevenir las
situaciones de fatiga y agotamiento que pueden causar un calambre, por
ello, no debemos olvidar la inclusión, en el marco de una dieta variada,
de vitamina B1 y B3 que participan en el metabolismo de los nutrientes ofreciendo combustible energético a nuestro cuerpo para cada movimiento.
Además, la vitamina D contribuye a la homeostasis del calcio, por lo que no puede estar ausente al igual que la vitamina C por su fuerte acción antioxidante.
Si bien existen múltiples factores metabólicos, así como
enfermedades u otras alteraciones que pueden causar un déficit de
vitaminas o minerales, siempre es recomendable llevar una dieta
equilibrada que incluya variedad de nutrientes al igual que una correcta
hidratación y períodos de descansos adecuados que reduzcan las posibilidades de desarrollar calambres.
Con el aumento de las temperaturas cambia nuestra forma de practicar
deporte, pues nuestro organismo necesita adecuarse a los cambios
ambientales. Uno de los problemas que se suele presentar en verano
derivado de la práctica del deporte son los calambres producidos por el calor.
Las altas temperaturas y una inadaptación del cuerpo a ellas hace que suframos estos calambres que se traducen en un espasmo y dolor incontrolable en los músculos de los brazos, las piernas y/o el abdomen.
A lo que le acompaña una gran transpiración que nos hace imposible la
práctica de ejercicio y empeora nuestro rendimiento. Para evitarlo sólo
hay que seguir unos pequeños consejos.
La causa principal de estos calambres es un inadecuado ajuste de nuestro cuerpo al aumento de temperatura,
una gran pérdida de agua producida por la excesiva transpiración o una
disminución de los niveles de electrolitos en la sangre, que no se
reemplazan adecuadamente. Además, la pérdida de líquidos y peso sin un
correcto reemplazo también son dos causantes importantes de los
calambres.
Pero los calambres derivados del calor se pueden evitar si seguimos
una serie de consejos. Para empezar tenemos que tener nuestro cuerpo bien hidratado,
por lo que hay que mantener una ingesta adecuada de agua para
reemplazar los líquidos que se pierden con el sudor. Es recomendable
beber entorno a medio litro media hora antes del entrenamiento. A lo
largo de la práctica de la actividad también hay que beber líquidos, así
como al terminar pues tenemos que beber para reemplazar el líquido
perdido.
Pero no sólo hay que hidratar, sino que tenemos que ir provistos de una equipación adecuada para
la actividad que estamos realizando. Debemos llevar ropas ligeras y
claras para que el calor incida menos sobre nosotros. Las prendas deben
ser de fibras naturales como algodón que dejen
transpirar a la piel. Ante todo no debemos consumir alcohol, café,
bebidas gaseosas o con cafeína para reemplazar los líquidos, pues tienen
un menor poder hidratante y reponedor de sales minerales que el agua.
Si ya hemos sufrido calambres a causa del calor, lo que debemos hacer para acabar con ellos es beber abundante líquido. Debemos estirar y dar un ligero masaje en los músculos afectados.
Además tenemos que descansar y reponernos del esfuerzo en un lugar
fresco, y aplicar hielo en la zona afectada para bajar el calor. Eso si,
hay que poner especial atención en las personas que tienen problemas respiratorios o de corazón y han sufrido calambres debidos al calor.
Los calambres pueden afectar cualquier grupo muscular, especialmente los de las extremidades inferiores, en concreto los de las pantorrillas.
PREVENCION :
Realizar los entrenamientos de forma adecuada, es decir, regular, moderada y progresiva.
• No someter los músculos a contracciones demasiado bruscas e intensas.
• Realizar un completo estiramiento y calentamiento al inicio de cada sesión de entrenamiento y una adecuada relajación al terminar.
• No hacer ejercicios nuevos que requieran una cierta fuerza sin previamente ensayarlos de forma progresiva.
• También es importante que el calzado sujete bien los pies, pero sin llegar a oprimirlos.
• Ingerir con frecuencia ciertas cantidades de líquidos y añadir discretas cantidades de sal a las comidas, sobre todo en épocas calurosas, para contrarrestar la pérdida que se produce durante el ejercicio físico.
TRATAMIENTO :
Los calambres pueden afectar cualquier grupo muscular, especialmente los de las extremidades inferiores, en concreto los de las pantorrillas.
PREVENCION :
Realizar los entrenamientos de forma adecuada, es decir, regular, moderada y progresiva.
• No someter los músculos a contracciones demasiado bruscas e intensas.
• Realizar un completo estiramiento y calentamiento al inicio de cada sesión de entrenamiento y una adecuada relajación al terminar.
• No hacer ejercicios nuevos que requieran una cierta fuerza sin previamente ensayarlos de forma progresiva.
• También es importante que el calzado sujete bien los pies, pero sin llegar a oprimirlos.
• Ingerir con frecuencia ciertas cantidades de líquidos y añadir discretas cantidades de sal a las comidas, sobre todo en épocas calurosas, para contrarrestar la pérdida que se produce durante el ejercicio físico.
TRATAMIENTO :
Estirar los músculos contraídos, ya sea de forma pasiva, es decir, con
la ayuda de las manos o de otra persona, o bien contrayendo los músculos
antagonistas.
• Este estiramiento debe efectuarse mediante sucesivos movimientos, cuya duración tiene que ser de unos 10 segundos, procurando que en cada uno de ellos el músculo llegue a una situaci6n de máxima relajación posible.
• Durante la realización de estos movimientos de estiramiento también hay que evitar las contracciones y los movimientos forzados de los músculos afectados, ya que su presentación podría desencadenar nuevos calambres.
• Por lo general, el calambre cede al cabo de unos minutos. Sin embargo, si persiste, es conveniente efectuar masajes o dar pequeños golpes sobre el músculo mientras se mantiene en una posición estirada.
• si los calambres ocurren con frecuencia, es aconsejable acudir al medico, pues podrían constituir una manifestaci6n de una enfermedad neurológica o metabólica.
• Este estiramiento debe efectuarse mediante sucesivos movimientos, cuya duración tiene que ser de unos 10 segundos, procurando que en cada uno de ellos el músculo llegue a una situaci6n de máxima relajación posible.
• Durante la realización de estos movimientos de estiramiento también hay que evitar las contracciones y los movimientos forzados de los músculos afectados, ya que su presentación podría desencadenar nuevos calambres.
• Por lo general, el calambre cede al cabo de unos minutos. Sin embargo, si persiste, es conveniente efectuar masajes o dar pequeños golpes sobre el músculo mientras se mantiene en una posición estirada.
• si los calambres ocurren con frecuencia, es aconsejable acudir al medico, pues podrían constituir una manifestaci6n de una enfermedad neurológica o metabólica.